Fichas. Agentes Patógenos

Especie polífaga que se alimenta de hojas de frondosas.
El adulto puede alcanzar 65 mm de envergadura, vuela durante los meses de abril a agosto.
Las orugas son defoliadoras, en los primeros estadios los daños pasan desapercibidos, pero al final del desarrollo en septiembre-octubre, se alimenta de día y de noche, se desarrolla rápidamente y causa graves defoliaciones.

Los adultos pasan el iunvierno refugiados en el suelo.
En primavera inician una alimentación en las hojas, perforan el limbo realizando un típico daño de perdigonado; si no ha comenzado la foliación en hayas, se alimenta de brotes de plantas tempranas de Crataegus, Rubus.
Realizan la puesta en el nervio central de la hoja en formación, realiza una incisión por el envés.
Las larvas se alimentan del parénquima de la hoja, respetando las dos cutículas, excavando una galería que se dirige sinuosamente hacia el ápice del limbo.
En poblaciones muy elevadas los daños pueden ser graves por perder gran parte de la hoja la capacidad fotosintética, debilitándose la planta.

Las hembras realizan la puesta en grupos entre resquebrajaduras de la corteza de las ramas y tronco no superiores a 10 cm de diámetro.
Las orugas al nacer son gregarias y permanecen en un nido sedoso.
En un momento determinado, se dispersan por las ramas del árbol y se alimentan de la nerviación y peciolos; cuando están más desarrolladas perforan los tallos y troncos realizando galerías axiales ascendentes.
Por el orificio de entrada expulsan detritus de un característico color anaranjado.
Se presentan como parásitos secundarios sobre árboles afectados anteriormente.
En árboles jóvenes pueden afectar gravemente causando la muerte, los árboles más viejos sufren menos ataques, pero sus ramas se pueden ver afectadas secándose y provocando la ruptura de éstas y daños en las copas.

A partir del mes de mayo se observan unas agallas de aspecto piriforme, lisas de consistencia leñosa de color verde amarillento que se vuelven rojizas cuando maduran y dentro de las cuales se desarrollan las larvas.
En octubre se desprenden de la hoja y caen al suelo, se transforman en su interior y emergen los adultos en marzo-abril.
Debilitan las plantas sobre todo las jóvenes produciendo pérdida de superficie foliar de las hojas y por tanto reducción de la capacidad fotosintética.