Fichas. Agentes Patógenos

Las orugas son muy voraces, llegan a consumir en las encinas las hojas del año anterior en sus últimos estadios larvales, de forma que se les puede oír crujir al comer, defoliando totalmente el monte como si hubiera pasado un incendio.
Las orugas son muy difíciles de observar ya que se mimetizan muy bien con los ramillos y permanecen inmóviles durante mucho tiempo.
Cuando se sienten amenazadas despiertan una gran vitalidad, dejándose caer al suelo con contracciones y convulsiones.
En los primeros estadios se descuelgan por medio de un hilo.
De características y comportamiento similares a la Ephesia nymphaea.

Las orugas son muy voraces, llegan a consumir en las encinas las hojas del año anterior en sus últimos estadios larvales, de forma que se les puede oír crujir al comer, defoliando totalmente el monte como si hubiera pasado un incendio.
Las orugas son muy difíciles de observar ya que se mimetizan muy bien con los ramillos y permanecen inmóviles durante mucho tiempo.
Cuando se sienten amenazadas despiertan una gran vitalidad, dejándose caer al suelo con contracciones y convulsiones.
En los primeros estadios se descuelgan por medio de un hilo.
De características y comportamiento similares a la Catocala nymphagoga.

Muy polífaga.
El macho es capaz de volar a grandes distancias, la hembra es más grande y pesada.
Pone los huevos generalmente en el tronco y ramas y los recubre de pelosidad del abdomen, formando un plastón amarillento al principio y más blanquecino transcurrido el tiempo.
Los daños son producidos por las orugas que se alimentan primero de yemas y después de hojas.
Produce cíclicamente fuertes defoliaciones y a veces se encuentra asociada con otras especies.

Especie polífaga.
Pone los huevos sobre ramillos de pequeño tamaño, colocándolos ordenadamente alrededor del leño.
Las larvas en los primeros estadios se comportan gregariamente y se cobijan eh un ligero bolsón que les sirve de refugio.
Las causantes de los daños son las orugas que al alimentarse de las hojas causan defoliaciones.
En ocasiones, le acompañan en los daños otras orugas como Lymantria dispar, Tortrix viridiana, etc.

Con su alimentación provoca la destrucción de los brotes de año y por tanto la pérdida de la cosecha bellotera, además de colapsar el crecimiento, provocando importantes pérdidas económicas.
Es una de las plagas más graves de la encina.
En primavera al iniciarse la foliación, nacen las orugas que se introducen en las yemas, su presencia se evidencia por un diminuto agujero de entrada, al abrirse las yemas crea un refugio uniendo varias hojitas y alimentándose dentro creando un típico daño en ventana.
Las hembras realizan la puesta en ramillos, en grupos de uno a tres huevos recubiertos de detritos de corteza y escamas de la hembra, quedando del mismo color de la hembra lo que la hace prácticamente imposible de detectar.

Coloniza partes muertas de las plantas. Los adultos vuelan de junio a septiembre, siendo buenos voladores crepusculares o nocturnos.
Las hembras depositan los huevos en el interior de la corteza del tronco y ramas gruesas.
Cuando nacen las larvas se alimentan en las capas de la corteza para penetrar posteriormente en el interior del árbol.
Las larvas realizan grandes galerías elípticas.
Suelen atacar a los árboles decrépitos o decadentes, destruyendo su parte maderable y acelerando la descomposición.
Las podas abusivas y mal hechas han favorecido la colonización de árboles más sanos, dado que se facilita la realización de la puesta en las secciones de poda que el árbol no puede cicatrizar, ocasionando graves problemas a largo plazo, provocando la rotura de ramas o el quebrado de fustes por la acción del viento.

Ataca a la madera de frondosas y vive en los tejidos leñosos.

Ataca las semillas, bellotas y frutos de las hayas, las encinas, los alcornoques, los coscojas, los robles y las castañas.
La actividad de los imagos es más bien nocturna, en los meses de junio y julio.
Las hembras ponen los nuevos aisladamente, de uno en uno sobre los frutos recién formados.
Las orugas se introducen en su interior para consumir las semillas en formación y posteriormente las semillas ya maduras.
Si los frutos son grandes no cambian de fruto, pero si son pequeños o no son fértiles, cambian de una semilla a otra.
Los frutos infestados caen al suelo en los meses de septiembre, octubre y noviembre.

Ataca las semillas, bellotas y frutos de las hayas, las encinas, los alcornoques, los coscojas, los robles y las castañas.
La actividad de los imagos es más bien nocturna, en los meses de junio y julio.
Las hembras ponen los nuevos aisladamente, de uno en uno sobre los frutos recién formados.
Las orugas se introducen en su interior para consumir las semillas en formación y posteriormente las semillas ya maduras.
Si los frutos son grandes no cambian de fruto, pero si son pequeños o no son fértiles, cambian de una semilla a otra.
Los frutos infestados caen al suelo en los meses de septiembre, octubre y noviembre.

La hembra realiza la puesta en el suelo, a un palmo de profundidad.
Las larvas salen a la superficie para alimentarse, aumentando cada vez más su tamaño y con ello su voracidad.
El adulto causa defoliación en árboles, la larva se alimenta del sistema radicular del árbol, y del cuello, lo que se traduce en marras de plantación, falta de vigor, incluso la muerte.

La larva, al nacer, atraviesa las capas de corcho y comienza a realizar galerías en las proximidades de la capa generatriz suberofelodérmica.
Éstas inicialmente son de pequeño diámetro incrementando el mismo a medida que la larva se va desarrollando.
Las sinuosas galerías son de longitudes que pueden ser superiores al metro y medio entrecruzándose ocasionalmente entre si; afectan al corcho y a la capa madre.
La capa de corcho con el daño queda integrada en el interior del conjunto mientras que la capa madre afectada produce crecimientos hipertróficos.
Estos daños deprecian el corcho al disminuir su calidad y, por lo general, acabará destinado a trituración.
Al realizar el descorche, las planchas de corcho con galerías se quedan pegadas al árbol y al arrancarlas producen heridas y desgarros en la capa madre de difícil cicatrización, por donde se dejará de producir corcho, lo que implica que las futuras panas sean defectuosas.
Todo esto, además de reducir la producción de corcho, facilita la entrada de otros insectos y hongos.

Es una hormiga que construye sus nidos en la madera viva o muerta.
Las colonias anidan en la corteza del alcornoque, perjudicando la explotación del corcho.
Destacan por su comportamiento cuando se sienten amenazadas: si se golpea el árbol dónde viven, salen inmediatamente con el abdomen levantado y emitiendo una pequeña gota de feromona de alarma por su extremo posterior.
El olor de la feromona provoca una movilización general en el hormiguero y pronto cualquier intruso se ve rodeado de una marabunta de hormigas agresivas que pueden morderle.